
En la Sagrada Escritura encontramos pocas palabras de la Virgen, pero son como granos de oro puro: si los fundimos con el fuego de una amorosa contemplación, serán suficientes para irradiar sobre toda nuestra vida el esplendor luminoso de las virtudes de María.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein
Imagen del oratorio del Carmelo de La Plata
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